En agosto de 1992, Don Cuco el Guapo hizo su debut en la Expo Universal de Sevilla '92 en España, marcando un hito histórico en el mundo de la robótica y la música. Este notable evento tuvo lugar durante el V Centenario del Descubrimiento de América y fue un momento de orgullo para la BUAP y el Departamento de Microelectrónica del Instituto de Ciencias.
Don Cuco el Guapo fue concebido para demostrar el potencial de aplicaciones del microprocesador de 16 bits ILA 9200 bajo la dirección del doctor Alejandro Pedroza Meléndez. Fue un proyecto colaborativo entre cinco países iberoamericanos: Argentina, Brasil, Colombia, España y México. La construcción de Don Cuco implicó seis meses de arduo trabajo por parte de un equipo compuesto por 20 investigadores y 30 estudiantes. El diseño humanoide transparente del robot, creado por la escultora Gloria Erika Weimer, fue uno de los aspectos más destacados del proyecto. Con dimensiones similares a las de un ser humano, Don Cuco tenía una estatura de 1.90 metros y un peso de 120 kilogramos, además de contar con 26 grados de movilidad, un microprocesador de 10 millones de transistores y más de 3 mil 500 conexiones.
El nombre "Don Cuco" se originó como un homenaje a la magnitud e importancia del proyecto, mientras que "Cuco" es un término común en Iberoamérica que se utiliza como apodo cariñoso para personas llamadas Refugio. La inclusión de "Guapo" en el nombre hace referencia a las siglas "UAP" (Universidad Autónoma de Puebla), mostrando el orgullo y la conexión de Don Cuco con la institución.
Don Cuco viajó por todo el mundo, cautivando a audiencias y dejando una impresión imborrable en todos los lugares donde se presentó. Tuvo el honor de ser recibido por los Reyes de España, los Príncipes de Mónaco y varios Premios Nobel, dejando un legado duradero en el campo de la robótica y la ingeniería.
La presencia de Don Cuco en eventos como la Expo Universal de Sevilla '92 y su participación en programas de televisión destacados lo convirtieron en un ícono reconocido a nivel internacional. Su legado sigue vivo en la Universidad Autónoma de Puebla, donde una escultura en su honor conmemora su contribución al avance de la tecnología y la cultura.